Confesiones minoritarias Fuenlabrada

Testigos Cristianos de Jehová
ORÍGENES
Los orígenes de los Testigos de Jehová se remiten a la primera mitad del siglo XIX, momento de eclosión de diferentes inconformistas religiosos, que influenciaron en la aparición de nuevos movimientos religiosos.
El fundador de los Testigos de Jehová fue Charles Taze Russell, protestante presbiteriano de nacimiento que se vinculó al inconformismo adventista. Influenciado por las lecturas e interpretaciones de la Biblia de este grupo, Russell crea un grupo de estudio llamado Los Estudiantes de la Biblia, centrándose en el estudio de las escrituras bíblicas. Así se organizará el movimiento religioso que en 1931 adquiriría el nombre de Testigos de Jehová. Las actividades de ese momento se centraron en el estudio de la Biblia, y en las publicaciones de revistas y libros dando a conocer el “mensaje del Reino” por todo el mundo.
DOCTRINA
Los Testigos de Jehová practican el cristianismo que Jesús enseñó y que los apóstoles siguieron. Sus creencias fundamentales son: la creencia en Dios, Jehová, como el único Dios verdadero; la Biblia (Antiguo y Nuevo Testamento) como mensaje de Dios a la Humanidad; Jesús (por eso son cristianos) como hijo de Dios y en la inminencia de la segunda venida de Cristo; el Reino de Dios, como Gobierno Celestial; el cielo y la Tierra eternos; la maldad y el sufrimiento (no eternos); en la familia, y en la muerte y la resurrección. No creen en la Trinidad ni en el infierno.
CARACTERÍSTICAS
Obtienen el reconocimiento de notorio arraigo en junio de 2006
Tienen una organización jerárquica donde la Sede Nacional es el principal organizador de la comunidad en España. La sede nacional, que se encuentra en la carretera de Ajalvir, cerca de Torrejón, cuenta con tres edificios muy grandes; el primero funciona como administración, el segundo como viviendas para el personal y el tercero alberga la imprenta, la biblioteca y otros servicios. Según el director de la sección de información pública, en la sede nacional trabajan unos 210 funcionarios que trabajan para el desarrollo de la confesión en España.
Siguiendo el modelo establecido por los cristianos del primer siglo, los Testigos de Jehová no tienen una clase clerical. Todos los miembros bautizados son ministros ordenados que participan en la obra de educación bíblica. En cada congregación, compuesta de unos cien miembros, se designan superintendentes capacitados que la atienden y dirigen (se llaman ancianos, término de fundamento bíblico). Nadie cobra por sus servicios.
RITOS Y COSTUMBRES
No adoran la cruz ni imagen alguna. Se reúnen para orar, estudiar la Biblia, cantar, expresar su fe y animar a otros. Cualquiera puede intervenir y expresarse.
De la interpretación bíblica que hacen los Testigos Cristianos de Jehová, se deriva, por ejemplo, la consideración de que las transfusiones de sangre vulneran la voluntad de Dios y la práctica de la neutralidad política.
En las sucursales de todo el mundo se traducen, imprimen y distribuyen publicaciones bíblicas en más de seiscientos idiomas. Sus principales órganos de difusión son dos revistas: La Atalaya, que muestra la relación entre las profecías bíblicas y los sucesos actuales y ¡Despertad!, que muestra cómo hacer frente a los problemas cotidianos. Se pueden descargar en más de 200 idiomas, incluidos diversos lenguajes de señas.
Los Testigos de Jehová son ante todo predicadores. Están organizados para difundir los contenidos bíblicos y hacer discípulos. Predican de casa en casa. También ofrecen clases bíblicas a quienes lo deseen. Entienden que no solo componen una organización, sino que pertenecen a una familia de hermanos y hermanas.
No adoptan ninguna simbología ni forma de vestir específica. Sí tienen, sin embargo, una fuerte presencia pública por la intensa labor de predicación que realizan en los hogares y en la vía pública utilizando exhibidores portátiles.
CENTROS DE CULTO
Los lugares de culto de los Testigos cristianos de Jehová se denominan Salones del Reino, que los mismos fieles construyen y cuidan y que son, junto a otras instalaciones, los lugares donde promueven su obra mundial de educación bíblica.
Estos espacios se ocupan de forma más intensa durante los fines de semana, que es cuando tienen lugar las reuniones de las distintas congregaciones (que agrupan como media a unas cien personas).
Un Salón del Reino puede ser centro de reunión de varias congregaciones, siendo compartido en distintos días y horarios de manera muy organizada.
Es un culto sin misticismos, como definen en uno de los salones del Reino de Fuenlabrada: leen, escuchan y aprenden. Todas las reuniones comienzan y terminan con un cántico y una oración. Las reuniones de los fines de semana, además, constan del “discurso bíblico” y el estudio de La Atalaya (distintos miembros participan en el análisis de un artículo de esta revista).
En el transcurso de la semana, en distintos días y en horario de tarde-noche, las congregaciones también se reúnen para el estudio bíblico y para mejorar sus habilidades de oratoria. La duración de estas reuniones es de una hora y cuarenta y cinco minutos.
ACCIÓN SOCIAL
Su obra se sostiene principalmente con las contribuciones voluntarias que hacen los Testigos de Jehová. En sus reuniones nunca se hacen colectas. Si alguien desea dar un donativo, puede depositarlo en una de las cajas de contribuciones que hay en sus lugares de reunión. Los nombres de los donantes no se dan a conocer.
Al recibir solo recursos a través de los donativos de su membresía y dedicar la mayor parte de su trabajo a la divulgación de su fe y a la formación de sus ministros, dedican pocos recursos a la acción social. Según informa el director de la sección de información pública: “El trabajo social no se hace como tal sino dentro del estudio educativo bíblico. No tenemos ONG porque nuestra labor es la confesión”.
A nivel de cooperación internacional, los Testigos de Jehová desarrollan programas de ayuda humanitaria en situaciones bélicas y participan en labores de socorro ante catástrofes naturales (guerras en la antigua Yugoslavia 1993, Ruanda y Burundi en 1994, inundaciones en Francia en 1999 y Mozambique en el año 2000, huracanes en Centroamérica y el Caribe en 1998 y terremotos, como el de Japón en 1995).